Hipocampo
EN
LOS
CAMINOS
DEL
HIPOCAMPO
ME PERDÍ...
ASÍ
EMPECÉ
A
CREER
EN
SIRENAS.
Despierta prometeo
No pienso prometer cielos
pues ellos ya no son más de los pájaros.
No pienso prometer mares
para no provocar la ira de los dioses
o de quien sea.
No pienso enseñar el camino de la floresta
no por miedo del oscuro o por los seres
que aun pueblan el mundo infantil.
No pienso tomar la luz del fuego
pero el calor, ya no puedo domarlo en mí.
Y mis pies no siempre en la tierra
mi cabeza, a veces
y el oído atento.
Quisiera saber escuchar
los pasos de una feliz edad
o de la felicidad
de un tiempo que no se mide.
Todavía se habla de iniciaciones
pero se teme por el fín
del volar
de las corrientes
del quemar
de los pies en la tierra
de las promesas...
Alice en busca del espejo
Creer que pudiera dejar de ser una niña tranquila
creer que pudiera dejar de ser
una niña traviesa
corre, corre niña
todo lo espera crecer
¿Y estos vellos en tu cuerpo
que el agua turbia insiste mostrar?
corre, corre niña
tus caminos más ojos van a seguir
y moza, mozo, moza
te van a gustar
y mozo, moza, mozo
te van a querer.
Hurtos desanimados
Todo ha sido tan intragable
y lo que hay que decir
del cotidiano que nos marca
a través de los años
... también en los ojos
tan arrugados
por las lágrimas refugiadas.
Revivir en la esperanza
de un nuevo hombre
en por lo menos
alguna faz de la Tierra
y yo giro en la mia
buscando amor.
... No niego la paz a aquellos
que la desean.
Así que para entender de libertad
aún se necesitan gritos
y yo camuflo mis libros
adquiridos en una variedad
de hurtos desanimados
y pequeños placeres me engañan,
pero esta ciudad no,
pues soy fruto, fauna
de esta inspiración
y de toda esta pasión
que me permite
gustar de lo que no es permitido
disgustando de la verdad momentanea
y tragando lo intragable.
¡Todo es tan intragable!
Encuent(r)os
Me acuerdo a quién no le gustan las hadas
y desconoce la existencia de príncipes besucones.
Mantengo la versión de Caperucita
y de un lobo ruborizado:
en ese encuentro el rechazo sobre la inexistencia.
Aquella niña niega a los grandes ojos del lobo
cualquier nueva tentativa de súplica
aunque sean partidos pedazos.
El hambre
la cesta
las golosinas
la abuela.
El recelo de nuevas embestidas
será la de recoger a la palabra mágica:
¡cazador!
Oh si fuera para acabar con toda esta angustia
o la antigÜa visión del bien y del mal...
Si fuera para detener el ronquido secular
bastaría entonces cambiarnos
el arma del cazador
la cestita, vacía
el hambre, a tope
el libro...
Negro por un día
Llegas con la cabalgata.
En este único día te llaman Rey
te piden los mayores deseos
te apuntan con toda la fuerza
y tu mano apretada
para que no se pierda ninguna ilusión
Los demás días saltar vallas
estar vigilado por miles de ojos
por miles de cámaras
por miles de desprecios.
Otros días buscas complicidad
algún trabajo
algún respeto
y todos los sueños perdidos
y que algún día
el brillo del color del Negro
sea tan fuerte
como las ganas de vivir
e ilumine a grandes y pequeños.
Créditos
- Dibujos Hipocampo y Despierta Prometeo por Daniel F.R. Spilborghs.
- Dibujo No hables con el malabarista, ilustración del disco "Circense" de Egberto Gismonti - 1979.
- Fotos Alice en busca del espejo y Encuent(r)os por Lewis Carrol.
- Foto Hurtos desanimados por Andy Clark - Reuters.
- Foto Negro por un día Ricardo Preusz Spilborghs.
- Traducción del brasileño por José Otxagabia.
Original en portugués editado en Sao Paulo y Río de Janeiro, Brasil, en 1982
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.